Influenciado por el pensamiento y el estudio de Platón, Aristóteles y Nietzsche, el filósofo americano Allan Bloom acuñó la frase:
“La educación es el movimiento de la oscuridad a la luz”
Hoy 2.300 años más tarde, a diferencia de lo que los grandes clásicos podrían haber pronosticado, desgraciadamente no disfrutamos de la mejor versión del ser humano, ni de su organización social como cabría de esperar, en términos de conocimiento, libertades y felicidad.
Caricatura de Allan Bloom
Estremece conocer que en nuestros colegios a los que llevamos nuestros hijos, 1 de cada 3 niños y jóvenes son víctima directa de violencia y acoso, o bien son testigos directos de ella. Ello hace del acoso, la intimidación y el aislamiento que crezcan como futuros adultos tolerando alguna de esas actitudes y posiblemente normalizándolas, lo que dará a una sociedad que tarde o temprano reflejará esos valores. Esas situaciones y esa angustia que muchos niños y jóvenes sufren a menudo en silencio y de forma aislada, por miedo, vergüenza o falta de comunicación en sus casas, se traslada a las nuevas forma de relación que se han impuesto en los últimos años. Las redes sociales y los diversos entornos digitales. En ellos si cabe todavía es más cruel, ya que de forma masiva se crea una exposición pública con respuestas de validación o bien de rechazo, burla incluso humillación, lo que creará una profunda herida en la personalidad y la historia emocional de niños y jóvenes en edad de formación.
“Hacia una sociedad empoderada y con respeto por lo diferente, respeto por lo nuevo y libertad de sentir, libertad para vivir”
Todos los especialistas ahora saben que el “bulling” y “ciber bulling” como se conoce, NO se combate con la confrontación de la víctima y el agresor, si no más bien con la reflexión empática y el aislamiento de esas conductas por parte de la mayoría del entorno social donde se producen. Para ello, el conocimiento de las consecuencias y la educación de los recursos para abordarlas, de los actores implicados como son: los compañeros, la comunidad educativa, padres, medios de comunicación e iniciativas políticas sociales, así como los referentes televisivos y deportivos, son en sí mismos parte de la herramienta para erradicar esta lacra que acecha de forma invisible. Por ello entendemos que es de gran importancia que en un proyecto divulgativo, cuya línea principal es el impulso hacia una vida mejor como “NO + ODIO”, debamos abordar este asunto, como una herramienta más que ayude a la prevención y oriente a quienes tienen la capacidad de influir positivamente a hacer una sociedad más justa, libre y respetuosa.
